Gatillo fácil

Las noticias nuestras de todos los días en América dan cuenta de desigualdad, injusticia, y opresión.
Niños y jóvenes son el blanco principal de semejante castigo. Bajo el manto engañoso de las democracias formales se oculta la verdad de la relación dominadores/dominados. Esta desigualdad política y económica se sustenta en una pena de muerte no declarada: mortalidad en niños desnutridos y faltos de los servicios más elementales; desigualdad de condiciones para el desarrollo educativo; marginación y falta de trabajo digno. El esquema se completa con el denominado “gatillo fácil”.
El concepto de “gatillo fácil” comenzó a utilizarse para englobar casos de tortura, crímenes y brutalidad policial contra detenidos por las fuerzas de la “ley”. Las víctimas son -la mayoría de las veces- jóvenes empobrecidos.
Los organismos de derechos humanos de nuestros países cuentan con un nutrido archivo de denuncias, investigaciones y casos en los que generalmente los culpables son eximidos de sanción.
La impunidad cierra este círculo vicioso. Las sociedades se enteran por los medios de comunicación cómo los familiares y allegados de las víctimas se movilizan exigiendo justicia. Cuando la prensa consulta a los padres de los jóvenes asesinados por balas policiales, afirman que con la movilizadción no recuperarán la vida de sus hijos, pero esperan que sirva para que un caso semejante no vuelva a ocurrir.


Movilización por Justicia por el asesinato de Eduardo Díaz

Sin embargo, los casos no sólo se repiten sino que son cada día más violentos y más descarados.
No se ocultan. Quizás con el objeto de consolidar el sentimiento de impotencia que genera la impunidad.
El Poder no tiene frenos. Y como siempre, utiliza como mano de obra sucia a quienes han salido de los mismos bolsones de pobreza que sus víctimas.
De tal modo se verifica esta guerra de pobres contra pobres en la que se pierden los mínimos valores de la solidaridad y el respeto a la vida.

Las movilizaciones de familiares, amigos y vecinos no son suficientes. No debemos esperar que esto suceda en nuestro círculo para asumir como propio cada caso de violencia, abuso de autoridad o gatillo fácil.

Decíamos en setiembre de 2002, cuando publicamos el dossier “Guerra contra los chicos” (digite aquí para ingresar al dossier » )

La violencia recrudece.
Pareciera que la impunidad de quienes deberían ejercer la fuerza para defender a la sociedad y la usan para reprimirla y mantenerla “callada” no tiene límites.
Y son los jóvenes -como siempre- quienes se convierten en su blanco preferido…
No se trata de la casualidad, no se trata de casos aislados, no se trata de errores ni de excesos. Estamos frente a un plan sistemático de desmoralización y desmovilización popular.
Hemos actualizado esta sección con los dos casos más recientes. Dos sobre cientos.
El asesinato de Ezequiel Demonty, obligado a arrojarse a las aguas del Riachuelo por policías de la Federal argentina luego de ser brutalmente golpeado, demuestra que no se trató de un error.
Se dejan huellas para que el suceso se conozca, se haga público, para que la brutalidad produzca temor y desmovilización.
Estamos frente a un nuevo avance de las fuerzas represivas.
La agudización de la explotación económica cierra solamente con represión.
La sociedad debería mostrar unidad y guardar celosamente su más preciado bien: la vida de su juventud

ALGUNOS CASOS RECIENTES
Argentina

  • Eduardo Gastón Díaz (22 años) fue baleado en la ciudad de Necochea el 1 de enero.
    Murió de un balazo en la cabeza. El parte oficial señala que efectivos policiales, alertados sobre una pelea, persiguieron a un joven. En la maniobra, uno cayó y se le disparó el arma de manera accidental.
    López recibió un balazo en la nuca proveniente del arma reglamentaria del sargento de la Policía bonaerense Alberto Quesada.
    Días después, 400 vecinos se movilizaron por Justicia.
  • Johnatan Oros (18 años) murió de tres balazos el 7 de enero último. Ocurrió en la ciudad de Mendoza. La policía dice que el chico entró a la seccional 33 y comenzó a disparar contra los efectivos que repelieron la agresión.
    Oros recibió un balazo en un tobillo, otro en la ingle y el tercero en el tórax.
    Testigos afirmaron que Oros fue introducido a la comisaría y no que ingresó disparando.
  • Darían Barzábal (17 años) fue asesinado en la localidad de Los Hornos (La Plata) el 10 de enero de un disparo salido de un arma calibre 9 milímetros.
    Según la investigación, le apoyaron una pistola en la cabeza dentro de un patrullero, dispararon y lo asesinaron. Luego, al menos cinco policías bonaerenses, además del autor material del homicidio, encubrieron el hecho (a la víctima se le plantó un arma).


Señala el diario Clarín:


Darían Barzábal

“Muchos no tienen difusión, pero la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI) sostiene que desde mayo de 2003 hasta diciembre de 2006 una persona cada dos días muere víctima del “gatillo fácil” o torturas en manos de las fuerzas de seguridad.
A mediados de diciembre 2006, la Coordinadora presentó su Archivo Anual, en el que denunció que las fuerzas de seguridad fueron responsables de al menos 635 muertes en los últimos 42 meses”.
[Para descargar el Archivo de casos completo preparado por la Correpi, digite aquí »]

Informe preparado por José Luis Parra (para redacción de Bitácora Margen)

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