Una nueva batalla en la guerra contra los chicos

Por José Luis Parra
Dos jóvenes (16 y 29 años) fueron asesinados por las fuerzas represivas en Bariloche mientras marchaban en repudio por el asesinato de un niño de 15, también a manos de la policía, hecho ocurrido el día anterior.
Las cifras de muertes de niños -desnutrición, maltrato, delincuencia, drogas- en Argentina son alarmantes. También es alarmante la cifra de asesinatos de jóvenes por gatillo fácil, en acciones en las que la policía siempre aduce actuar en defensa propia. Pero lo que más conmociona es esa cierta sensación de naturalización y acostumbramiento que se evidencia en nuestra sociedad ante hechos tan terribles.

Como es lógico, no contamos con estadísticas precisas; y menos, oficiales.
¿Habrá algún funcionario que se atreva a confirmar el número de niños asesinados en casos de gatillo fácil cuando la Justicia suspende juicios por años, libera a los sospechosos por tratarse de policías o declara directamente su inocencia por falta de méritos?
¿Se atreverán otros funcionarios a dar cifras de los niños que sufren desnutrición y padecen enfermedades y muertes evitables?
¿Podrán conocerse los datos acerca de la contaminación de campos y ríos por razón de las fumigaciones y uso de fertilizantes químicos?
¿Se podrá, al fin, reunir todos esos datos para confirmar -científicamente- que somos un país subdesarrollado en el que crece la injusticia y la desigualdad?
Que las estadísticas oficiales no reflejen la realidad también es un indicador. Señala justamente la intención de gestionar para que todo siga igual. Para que se mantengan las condiciones que habilitan a las multinacionales a seguir arrasando nuestros recursos naturales, generando más pobreza y atraso.
El aumento de las monoproducciones (soja, minería a cielo abierto, juegos de especulación financiera, etc.) produce destrucción ambiental, desocupación y atraso económico. Como complemento necesario encontramos hechos de corrupción y grandes negociados, lo que consolida un estado en el que crece la desnutrición de nuestros niños, aumenta la pobreza y se pierde la fe en el futuro.

Como en la mejor saga de la serie “Terminator”, el Poder se propone actuar sobre los niños, quienes podrían constituir la fuerza liberadora del futuro: los asesina, los sentencia a muerte por desnutrición, les quita horizontes de desarrollo y crecimiento.
Los adultos no pueden seguir mirando para otro lado. La hora lo exige, nuestros niños -el futuro- están en peligro y deben ser protegidos.

Como señaló Ernesto Guevara hace 45 años, “…desde que los capitales monopolistas se apoderaron del mundo, han mantenido en la pobreza a la mayoría de la humanidad repartiéndose las ganancias entre el grupo de países más fuertes. El nivel de vida de esos países está basado en la miseria de los nuestros; para elevar el nivel de vida de los pueblos subdesarrollados, hay que luchar, pues, contra el imperialismo. Y cada vez que un país se desgaja del árbol imperialista, se está ganando no solamente una batalla parcial contra el enemigo fundamental, sino también contribuyendo a su real debilitamiento y dando un paso hacia la victoria definitiva.
…Nuestros pueblos… sufren la presión angustiosa de bases extranjeras emplazadas en su territorio o deben llevar el pesado fardo de deudas externas de increíble magnitud. La historia de estas taras es bien conocida de todos; gobiernos títeres, gobiernos debilitados por una larga lucha de liberación o el desarrollo de las leyes capitalistas del mercado, han permitido la firma de acuerdos que amenazan nuestra estabilidad interna y comprometen nuestro porvenir.
Es la hora de sacudirnos el yugo, imponer la renegociación de las deudas externas opresivas y obligar a los imperialistas a abandonar sus bases de agresión…”

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Un pensamiento en “Una nueva batalla en la guerra contra los chicos

  1. gerhuan Responder

    Este tema del abuso a la niñez es terrible, mucho mas sabiendo que nos encontramos en un estado de derecho, derechos humanos, protección integral a la niñez, adolescencia y familia, pero continua él abuso, que a la policía la vean como una fuerza de represion esto habla de nosotros mismos que no nos queremos hacer cargo de las problemáticas sociales que nos atraviesan , si la policía cumple una función y si traspasa y se convierte en un exceso es responsabilidad nuestra también, desde que nos organizamos como sociedad y necesitamos de una fuerza reguladora del desorden al orden , es cambien nuestra responsabilidad que dejamos en manos de otros seres que son él reflejo de nosotros mismo que no queremos aceptar , que cuiden, vigilen, repriman, den muerte, y que esta muerte entiéndase se debe entender muerte cometida por nosotros mismos , quienes elegimos esta forma de organización, es un pensamiento complejo no digo que no pero para eso contamos con excelentes profesionales en todos las disciplinas. Pero hay una profesión la que me inquieta mas y es la del Trabajador Social, en la que estoy estudiando, me preocupa entonces el rol que cumple esta Profesión ante estos sucesos sociales me cuesta entender la conexión Universitarias donde son instruidos (en planificar, proyectar , entender las problemáticas sociales asesorando, orientando, promocionando a los atores sociales y luego ejercer la profesión en la realidad reinante con la responsabilidad ética por él que le fue entregada una matricula profesional, en pocas palabras no veo que desde su profesión se jueguen por estar al frente de la resolución de problemáticas. Esto es solo un pensamiento habría mucho por opinar y discutir, que este es otro problema preparar profesionales críticos de la realidad social , que no es lo mismo que un profesional que critica sin construir.

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