“Por tu culpa”, tercera película de Anahí Berneri (directora de Un año sin amor y Encarnación), será estrenada en Buenos Aires el 3 de junio. Fue presentada en el Festival de Berlín con muy buena crítica. En esta última obra, la temática cuestiona la construcción y la idea de maternidad y de familia y reflexiona sobre las nuevas generaciones de madres (jóvenes, trabajadoras, muy psicoanalizadas) e hijos (criados delante de la computadora y la playstation) en medio de familias con poco dialogo.
Brenda Maier preparó un informe especial para la Bitácora Margen.
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La película expone cómo la realidad de las familias se ha modificado, cómo los nuevos modos de ser familia interpelan las formas tradicionales; se crean nuevas pautas de convivencia, los limites con los niños se consensúan, la casa es hogar y espacio de trabajo al mismo tiempo, las exigencias sobrepasan las rutinas tradicionales y el tiempo se modifica. La crisis matrimonial desordena la cotidianeidad de los hijos y los padres. En este contexto, las familias transitan tratando de organizar y llevar su vida -y la de sus hijos- lo mejor que pueden.
Los niños ocupan el centro de la escena y en la vida real se los hace responsables ahora de sus propias vidas y la de sus padres.
De alguna manera están obligados a decidir por ellos mismos, construyendo una nueva forma de soledad y abandono. Para las instituciones, los adultos se transforman en niños y los niños en adultos.
Los cambios que las sociedades atraviesan irrumpen en la vida de las familias, modificándolas, dándoles nuevos sentidos y nuevas formas de producción y reproducción en su cotidianeidad.
La vida de Julieta, la protagonista de Por tu culpa, nos muestra cómo la vida de una mujer, joven, madre, trabajadora, atravesando una crisis matrimonial, intenta ingeniárselas para estar junto a sus hijos y al mismo tiempo sentarse a trabajar.
Julieta es una y muchas a la vez, porque representa la situación de muchas mujeres mamás trabajadoras que deben buscarle la vuelta a su día a día para cumplir con todas las obligaciones.
Julieta no piensa en cómo es atravesada por la modernidad ni por las crisis del Estado – Nación, ni cómo construir su identidad cuando la certeza dejó de circular y todo lo que se ve a futuro aparece como una incógnita. Julieta trata de vivir y de criar a sus hijos, intenta educarlos sin tanta exposición a la televisión, cuando la tecnología invadió a niños y adultos de todas las clases sociales.
Julieta intenta cuidar a sus hijos cuando está sobrepasada de trabajo. Julieta trata, y le sale, ser esa familia que no es ni buena ni mala sino la que Julieta, Valentín y Teo pueden armar.
Así, llegan a encontrarse en un una situación que nadie había pensado. Uno de sus hijos, por ser chico y jugar, porque la madre tiene que trabajar y no puede prestarle toda su atención, se cae y se golpea. Julieta, que quiere a su hijo y lo cuida, lo lleva al médico y éste duda de que el golpe se trate de un accidente doméstico y desconfía de Julieta. Ella, que está sobrepasada, no comprende qué pasa, pero presiente que algo sucede que no está bien. Se encuentra acusada de probable maltrato familiar. Los médicos no hablan con ella ni le preguntan cómo está, ni qué pasa por su vida. La denuncian y ella siente culpa. Por tu culpa, muestra la impunidad con que los profesionales actúan sin tomar en cuenta los contextos en los que viven las familias, sin detenerse a considerar la distancia entre la realidad que ellos pueden conocer dentro de las paredes que rodean a la institución y la que se da por fuera.
Por tu culpa es una ficción que cuenta la historia de una familia que tiene mucho de parecido con las familias que los profesionales podemos cruzar en la vida real.
Por tu culpa da cuenta de una trama muy bien llevada, articulada en un guión que se atreve a plantear algo diferente de lo formalmente establecido.
Por Brenda Maier
Grupo Margen