UNICEF expuso su acción a nivel mundial en la que se plantean “los compromisos de los gobiernos respecto al ejercicio de los derechos del niño en el siglo XXI” en oportunidad de conmemorarse los 30 años de la firma de la Convención de los Derechos del Niño.
UNICEF señala que “en 1989, dirigentes de todo el mundo asumieron un compromiso histórico con la infancia mundial al aprobar la Convención de las Naciones Unidas de los Derechos del Niño.
Treinta años después, se invita a los Estados Miembros a que renueven su compromiso con la aplicación plena de la Convención mediante el ejercicio de los derechos del niño en el siglo XXI”.
Un compromiso mundial: para cada niño, cada derecho
En el transcurso de estos 30 años desde la adopción de la Convención de los Derechos del Niño, millones de niños han mejorado sus vidas gracias al ejercicio y a la realización progresiva de sus derechos, tal y como proclama la Convención y sus Protocolos Facultativos. Llegado este momento, debemos tomar decisiones firmes para garantizar que ningún niño se quede atrás y que cada uno de ellos pueda desarrollar su máximo potencial.
Los niños son reconocidos en el mundo entero como titulares individuales de los derechos propios a la dignidad humana de las personas. Se ha reconocido también el derecho de los niños a disponer de medidas especiales de protección y salvaguardia frente a quienes ejercen de responsables principales en sus vidas y comunidades.
El año 2019 es importante para celebrar este aniversario memorable y poner de relieve los grandes progresos logrados hasta la fecha en la promoción de los derechos del niño. Pero además es un año decisivo para acelerar los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, cuando los Jefes de Estado y de Gobierno se reúnan en el Foro Político de Alto Nivel de las Naciones Unidas convocado durante la sesión inaugural del 74º periodo de sesiones de la Asamblea General para debatir los avances y los retos en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) a escala local, nacional, regional y mundial.
La Convención y los ODS van de la mano. La Convención, por su parte, subraya la importancia de las normas internacionales, de carácter intemporal e imprescindible, para garantizar la realización de los derechos de cada niño, mientras que los ODS articulan una proyección contemporánea con miras al progreso sostenible en el ámbito social, económico y ambiental, un reto que podrá conseguirse cuando todo el mundo, inclusive los niños, aúnen sus esfuerzos hacia un futuro pacífico, próspero y seguro. En definitiva, los derechos de los niños no pueden materializarse si no se logra una aplicación eficaz de los ODS y viceversa, de ahí que la Convención adquiera más relevancia que nunca para proteger a esos niños desfavorecidos que tan a menudo sufren exclusión y marginación.
Reconocemos que el siglo XXI ha suscitado nuevos retos, entre ellos el cambio climático, la urbanización acelerada, la explotación insostenible de los recursos naturales, situaciones prolongadas de conflictos y crisis humanitarias, el desplazamiento forzado, la digitalización y la conectividad masiva, y la pobreza multidimensional e intergeneracional, todo lo cual ejerce un profundo impacto en los derechos y el bienestar de los niños. Sin embargo, no podemos olvidar las nuevas oportunidades que nos abre esta era, como los avances en la ciencia, la tecnología y la innovación, que nos permiten renovar nuestro esfuerzo colectivo y concertado en favor de los niños del siglo XXI y con ellos.
Hoy y mañana, los niños son nuestro bien más valioso para lograr un mundo pacífico, justo, inclusivo y próspero, y por ello, reconociendo la acuciante necesidad y urgencia de acelerar el progreso y de intensificar la acción, y conscientes de la creciente cohorte de adolescentes:
Declaramos nuestro compromiso directo con los niños de todo el mundo: para cada niño, cada derecho, así como el despliegue de un esfuerzo colectivo para lograr este objetivo.
Así pues, reafirmamos nuestra determinación implacable para defender y proteger los derechos y los principios proclamados en el marco de la Convención, e identificar y adoptar medidas concretas, alcanzables y limitadas en el tiempo en el empeño de lograr su aplicación plena, lo que incluye también en nuestra aspiración en el logro de los ODS y la ejecución de políticas, leyes y presupuestos en nuestros respectivos contextos nacionales. Somos conscientes de la pertinencia que supone incluir perspectivas específicas para los niños a la hora de desarrollar y evaluar estrategias y programas que permitan realizar sus derechos y satisfacer sus necesidades concretas y cambiantes.
Manifestamos nuestro máximo respeto por los principios rectores de la Convención: el principio de no discriminación; el logro del interés superior del niño como objetivo principal en todas las acciones relacionadas con los niños; el derecho propio del niño a la vida, la supervivencia y el desarrollo; y el derecho del niño a expresar su opinión libremente en todos los asuntos que le conciernan, confiriendo a esta opinión el valor que se merece.
En la promoción de la aplicación plena de la Convención, mantenemos una actitud firme para poner en práctica políticas eficaces que estén centradas en los niños, fomentar el buen gobierno, aumentar la inversión y asignar los recursos necesarios a la defensa de los derechos del niño, y afianzar asociaciones multilaterales que incluyan a la sociedad civil para lograr este fin.
Resaltamos la importancia de la colaboración entre los Estados Miembros a través de una acción reforzada de asociación y coordinación que cuente con la representación de los propios niños de todas las edades, incluidos los adolescentes, como agentes del cambio positivo, en la promoción, la protección y la vigilancia de sus propios derechos, tanto de las generaciones actuales como futuras, inclusive en los procesos de paz y reconciliación. En esta línea, nos comprometemos a seguir construyendo y desarrollando la capacidad de los niños, en particular de aquellos que viven situaciones más vulnerables, sin olvidar los que están afectados por crisis humanitarias o que proceden de las comunidades más desfavorecidas y marginadas, y a perseguir la igualdad entre los géneros de forma sostenida.
Con el convencimiento de que no podremos avanzar en la protección y la promoción de los derechos de los niños en ausencia de conocimientos, destacamos la necesidad de contar con sistemas mejorados y coordinados de recogida y análisis de datos cualitativos y cuantitativos oportunos, fiables y desglosados, así como la pertinencia de basar nuestras decisiones en pruebas y datos y de impulsar la innovación para obtener mejoras en los derechos de los niños. Sabemos asimismo de la importancia de invertir en sistemas y herramientas que nos permitan llevar un mejor seguimiento de los progresos y ofrecer datos comparables sobre el bienestar de los niños.
Por último, reconociendo la oportunidad renovada que nos brinda el 2019 para aumentar la acción y los resultados en favor de los niños a nivel local, nacional y mundial, declaramos nuestro compromiso directo con los niños de todo el mundo: para cada niño, cada derecho, así como el despliegue de un esfuerzo colectivo para lograr este objetivo.