Por Sebastián Giménez
Reflexiones sobre las condiciones de enseñar y aprender en las escuelas de los barrios pobres
En la actualidad, y en algunas ocasiones, vuelve a hacer eclosión el tema del fracaso escolar en los medios de comunicación. Una resolución por lo menos discutible del Consejo Federal de Educación, la Nº 174/12 -1-, establece que primer y segundo grado se convierten en una misma unidad didáctica, y que en consecuencia la evaluación para la promoción debe realizarse en segundo grado y no en primero como habitualmente se hacía.
Otro tema que cobró relevancia hace poco fue cuando en provincia de Buenos Aires se eliminaron las notas inferiores a 4 en la escuela primaria, borrando así los aplazos como se cristalizó en la resolución 1057/14 -2-. Las dos situaciones demuestran de una y otra manera el fracaso escolar bastante extendido en la educación pública y en los barrios de pocos recursos (aunque no exclusivamente, vale aclarar). Y cómo las autoridades estatales deciden de alguna manera ocultarlo, maquillarlo para que se vuelva tolerable.
El maquillaje del fracaso escolar
Eliminar los aplazos en la enseñanza primaria y establecer la no repitencia de primer grado por resolución parece tan pertinente como que el Ministro de Educación sea el encargado de completar los boletines de los millones de alumnos. Este tipo de medidas desligadas totalmente del pensar y sentir de los docentes de grado buscan el efecto de maquillar de forma bastante grotesca las cifras que dan cuenta del fracaso escolar.
Es difícil considerarlas como otra cosa que un artilugio para disimular e invisibilizar un problema mucho más de fondo que pasa por la calidad educativa, por lo que los niños aprenden y los maestros pueden enseñar en esta compleja situación social que nos toca vivir. Y lo central, no se plantea como problema en ningún momento la calidad de los aprendizajes que alcanzan los alumnos. Importa que los alumnos no sean aplazados o no repitan, no lo que aprenden. Si hay miseria, que no se note…
La ilusión de la política muchas veces pasa por simplificar el problema para asignar una solución posible de ser congelada en una foto. Hace poco vimos a nivel local y nacional la entrega de una avalancha de computadoras netbooks y cabe preguntarse si esta medida implicó automáticamente desterrar el analfabetismo digital. Las fotos están ahí, el contador de netbooks entregadas en la página web de la ANSES, el plan SARMIENTO en la Ciudad de Buenos Aires, pero el analfabetismo digital sigue siendo importante y así lo atestigua el hecho de que las tristemente célebres inscripciones on-line en la ciudad de Buenos Aires deben ser muchas veces completadas por gestores en distintas escuelas del sur de la ciudad.
Las condiciones de enseñar y aprender
Lejos del congelamiento de la foto, la educación es una secuencia en movimiento. Cada niño en su circunstancia, sus deseos de aprender, su contexto familiar y social. Estas decisiones sobre la repitencia o los aplazos son pertinentes que las tomen aquellos que los conocen e interactúan a diario con los niños.
Este tipo de acciones hay que delegarlas con confianza en cada escuela y cada docente, que sin dudas tienen más elementos para decidir y menos posibilidades de equivocarse que un funcionario en su oficina. No porque tengan mayor capacidad, sino simplemente por conocer al niño, su trabajo en el aula y poder ponderar todos los elementos que permiten considerar una evaluación. Además, decidir por el docente es minusvalorarlo y no ayudar a que la tríada ALUMNOS – MAESTRO – CONOCIMIENTO crezca y se consolide.
Y acá vamos apuntando a lo que de verdad importa y tan habitualmente queda en un cono de sombra, que son las condiciones de enseñanza y aprendizaje en nuestra escuela pública de hoy y en particular en los barrios más pobres. La sobrepoblación de las aulas, la pobreza de las familias y de los alumnos, la falta de recursos y espacios adecuados para enseñar, la asimetría de posibilidades de trabajo y sociales para las familias son aspectos donde se cristaliza la desigualdad. Es sin dudas pertinente apuntar que el Estado suele mimetizarse con el contexto social que lo rodea, y a barrios pobres suelen corresponder escuelas también pobres. Sin embargo, tenemos en claro que un edificio ultra moderno enclavado en los territorios de la exclusión social no solucionaría por sí solo ningún problema. Las soluciones son de fondo, y si la política muchas veces abusa de la teatralidad, la docencia es una artesanía de buscar lo imposible con lo que se tiene. Es en el aula donde se juega el vínculo y la posibilidad de enseñar y aprender.
Y en las aulas de los barrios pobres nos encontramos con docentes actuando al límite de sus posibilidades, exigidos no sólo por la currícula sino por la problemática social que es necesario atender porque explota ahí, en la escuela.
En una columna periodística del 5/3/06 del diario Clarín, Marcelo Moreno consignó que:
“Por eso los maestros en la Argentina de la urgencia sueñan con enseñar. Porque su labor excede holgadamente esa especificidad. La cuestión es que, además, se las tienen que arreglar para cumplir como asistentes sociales, psicólogos, coordinadores de grupos familiares, médicos aficionados, albañiles y, en general, como solucionadores de una variadísima cantidad de problemas que exceden sus estudios, a veces sus capacidades, y de los cuales sólo la experiencia les ha enseñado lo poco con que se defienden” -3-.
Esta cita es el reflejo de muchas escuelas de los barrios más pobres. ¿En verdad son tan importantes las repitencias o los aplazos? ¿Qué aporta dejar de repetir más que edulcorar la realidad amarga que no se quiere ver? ¿Va a poder enseñar mejor el maestro, que tiene que convertirse en todas esas cosas que nombró Marcelo Moreno, con las resoluciones nº 174/12 o 1057/14? ¿Por qué no se pregunta a los maestros qué es lo que necesitan para enseñar mejor? ¿O es que no importa?
La empresa social consiste quizás en procurar mejorar las condiciones de enseñar y de aprender, cobijar a los docentes con salarios dignos, capacitación en servicio, grupos reducidos e instaurando la posibilidad de las parejas pedagógicas que mejoren y enriquezcan el trabajo diario. Y aportar también a que los niños interactúen en un contexto social más seguro para sus necesidades vitales, con políticas integradoras de empleo y distribución del ingreso que superen las dádivas. Es indudable que al niño le aporta más en su educación que su padre tenga trabajo que recibir una netbook, así como es más fácil conseguirle un psicólogo al niño que un trabajo a sus padres. Es la brecha existente entre lo que muchas veces los docentes orientamos y lo que realmente las familias y los niños pueden hacer con lo que les toca vivir en un contexto de exclusión y vulnerabilidad social.
El desafío de recuperar lo imposible
Para Sigmund Freud -4-, había tres profesiones imposibles: gobernar, analizar y enseñar. Eran imposibles porque no se podía garantizar en ninguna de las tres el resultado, la labor humana y social de estas disciplinas quedaban huérfanas de la tranquilidad de lo esperado, lo buscado, lo medible. De las tres podía resultar cualquier cosa, en una noción que apunta al rescate del sujeto, en lo que también coincidiría Martin Heidegger -5-. El hombre como posibilidad, proyecto, lanzado al mundo. Me parece que es importante apuntar a cuidar y fortalecer las condiciones de enseñanza-aprendizaje para que esto sea una realidad para los pibes de la zona sur de la ciudad de Buenos Aires y tantos ámbitos del conurbano bonaerense o del país. Que cualquier cosa se pueda esperar de ellos. Que no se naturalice que los barrios pobres sólo pueden proveer a la sociedad de excelentes jugadores de fútbol como Carlos Tévez, de Fuerte Apache; o la joven promesa Tito Villalba, de la Villa 1-11-14.
Que se pueda esperar también que de los barrios pobres surjan los futuros docentes, médicos, neurocirujanos, cardiólogos, economistas, psicólogos, abogados y tantas cosas más. Claro que para eso es necesario dejar de maquillar la realidad y ocuparnos de lo que en verdad importa: la calidad educativa, pero no desde evaluaciones externas ni consultas a especialistas sino empapándose en la realidad de los barrios humildes, acompañando y escuchando a los docentes, alumnos y familias más pobres para volver por lo menos a intentar que la igualdad de oportunidades sea una realidad en nuestra sociedad de hoy.
Notas
-1- Se puede consultar la resolución en http://www.me.gov.ar/consejo/resoluciones/res12/174-12.pdf
-2- Se puede consultar la resolución en https://bejomi1.files.wordpress.com/2014/08/1057-2014-rc3a9gimen-acadc3a9mico-primaria.pdf
-3- “Superhéroes galácticos de tiza y borrador”, nota periodística de Marcelo Moreno en diario Clarín del 5/3/2006. La nota puede consultarse en http://old.clarin.com/diario/2006/03/05/sociedad/s-01152813.htm
-4- Freud, S (1937). Análisis terminable e interminable. Se puede consultar en http://www.letrahora.com/ftp/Freud/An%C3%A1lisis%20terminable%20e%20interminable.pdf
-5- Heidegger, M.(1927). Ser y tiempo. Se puede consultar en http://www.magonzalezvalerio.com/textos/ser_y_tiempo.pdf
Referencias bibliográficas
– Freud, S (1937). Análisis terminable e interminable. Se puede consultar en http://www.letrahora.com/ftp/Freud/An%C3%A1lisis%20terminable%20e%20interminable.pdf
– Heidegger, M.(1927). Ser y tiempo. Se puede consultar en http://www.magonzalezvalerio.com/textos/ser_y_tiempo.pdf
– Resolución del Consejo Federal de Educación n° 174/12. Se puede consultar en http://www.me.gov.ar/consejo/resoluciones/res12/174-12.pdf
– Resolución de la Dirección General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires n° 1057/2014. Se puede consultar en https://bejomi1.files.wordpress.com/2014/08/1057-2014-rc3a9gimen-acadc3a9mico-primaria.pdf
– “Superhéroes galácticos de tiza y borrador”. Nota de Marcelo Moreno, Diario Clarín del 5 de marzo de 2006. Puede verse en http://old.clarin.com/diario/2006/03/05/sociedad/s-01152813.htm
Sebas
Me parecio muy genuino el contenido del articulo porque refleja la realidad de las escuelas mas descuidadas.Un descuido que tiene que ver con esos parches que no ayudan.Que solo sirven para disimular, para postergar las verdaderas necesidades.
Por suerte estas VOS que ademas de pensar, HACES, y un deseo agrego de que no nos descuid
emos entre nosotros los docentes para poder seguir dando lo mejor a los chicos.
Maru