¿Sólo la desnutrición mató a un chico de 3 años?

Por Silvana Rodríguez (Especial para Margen)
¿Qué serán los derechos humanos para este niño de 3 años, mbyá, que el viernes en la aldea Virgen María de Misiones, murió a raíz de una severa desnutrición?, ¿qué pensará sobre derechos y humanos cuando nunca accedió a ningún tipo de subsidio, ni ayuda oficial? ¿qué dirán los hermanitos, cuando les hablan de derechos humanos, y vieron a su hermanito de tan sólo 3 años morir porque no tenía que comer? , ¿es comprensible esta situación? ¿deberíamos comprenderla? ¿la causa de esta muerte, porque sabemos que lamentablemente no es la única, es sólo la desnutrición o hay varios factores y situaciones que conllevaron a esto? Entonces, ¿la desnutrición es causa o consecuencia?

“Soy más pequeño que lo pequeñoporque no alcanzo el tamaño que debiera.

Oigo decir a los que me rodean que clasifico

como desnutrido, hijo de padres desnutridos.

Me pregunto por dónde correrá el cielo que no veo,
qué ni sé donde está, ni tampoco si existe.
Los oigo hablar de cosas que no entiendo,
como ser: la carne, la leche, miel de abeja.
Y no sé si estoy en estos momentos del ensueño,
cuando se me vuela la cabeza por el aire
y por un rato parezco una paloma.
Oigo decir también, alguien lo dijo,
que estoy condenado al gozo de la muerte,
pues para mí, lo dicen ellos, será la libertad.
Pero escucho que hablan de derechos humanos,
y tampoco comprendo.”

Hamlet Lima Quintana

En este sentido, intentaremos hacer y hacernos algunos planteos, que permitan, analizar a esta situación como emergente de un encadenamiento de vulneraciones, injusticias, descuidos, desvalorizaciones, invisibilizaciones, inoperancia y omisiones oficiales.

En primer lugar, sabemos que esta muerte no es la única, sabemos que día tras día el índice de muertes infantiles evitables aumenta terriblemente, pero son invisibilizadas impunemente a través de diversas modalidades, no es casual, por ejemplo, escuchar que los programas que existen para abordar esta problemática hablan de bajo peso en lugar de desnutrición, encubriendo y minimizando así la problemática real.

De modo que, no sólo los niños son víctimas de numerosas vulneraciones a sus derechos como la salud en este caso particular, sino hasta el derecho a saber que problema de salud tienen, les quitan hasta el derecho a la información sobre su diagnóstico de salud y eso que no hemos ni siquiera mencionado las dificultades de acceso a servicios de salud, decimos esto claro, en caso que los tengan, poco habitual lamentablemente.

Y más complejo aún, es el desarrollo y resolución de esta situación en un escenario como aquel en el que tuvo lugar la muerte de este chico: una aldea, una comunidad de población aborigen, que sólo cuentan con sus medicinas naturales que se encuentran a enormes distancias de su residencia para creer en la “salvación, en la curación” desde ellas; ante estas situación, debemos preguntarnos inexorablemente ¿y el Estado? ¿Cuál es su papel? ¿No debería no sólo garantizar el acceso a los derechos, sino también la valoración, cuidado, resguardo de lo nativo, de lo propio, de lo autóctono? Si ni siquiera son consideramos, menos aún van a tener posibilidades de trabajo, de servicios de salud, educación, ni pensar en políticas para ellos y desde ellos…

En fin, podríamos preguntarnos, ¿y el derecho a la vida digna que declara la Convención de los Derechos del Niño?, pero en el caso de este niño, no podemos ni responderlo ni plantearlo, porque la visibilización de esta situación, llegó demasiado tarde, cuando ya no había ni vida.

Lo que si podemos y debemos y no sólo preocuparnos sino ocuparnos y exigir atención, es de los tantos niño/as que se encuentran en estas y otras tantas situaciones de riesgo, que no sólo se están vulnerando sus derechos, sino la posibilidad de un futuro, de nuestro futuro, su vida.

Tenemos herramientas como para hacer visibles estas situaciones, contamos con insumos teóricos-metodológicos, habilidades y destrezas para aportar al empoderamiento de la población, debemos y podemos desarrollar la exigibilidad y potenciarla, claro que dependerá del posicionamiento ético y político desde el cual nos comprometamos con esta realidad, con las personas que padecen y con el proyecto societal al que aspiramos, que seguramente estará vinculado con la defensa de los derechos humanos.

Si es así, si estamos convencidos que nuestra tarea se asocia a la defensa de los derechos, es hora de actuar, o des-cubrir lo que hacemos, observamos, analizamos desde nuestro lugares y darnos cuenta de lo que podemos aportar en relación a la satisfacción de las necesidades de la gente.como diría la canción multiplicar es la tarea y esa quizás sea nuestra tarea.
Silvana

Fuente: http://www.clarin.com/diario/2007/10/07/sociedad/s-04901.htm

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