Por Silvana Rodríguez
Fiesta popular. Plaza llena. “Gentes”, muchas. Alegría. Emoción. Comunión. Encuentro. Fiesta popular.
Murgas. Artesanos. Militantes. Familias. Jóvenes. Viejos. Adolescentes. Diversidad, diferencias, pluralidad. ¿Igualdad?.
Discursos que celebran los derechos conquistados, las batallas ganadas; recuerdos dolorosos de los GOLPES recibidos a la democracia alguna vez arrebata.
Bandera compartida por la lucha inquebrantable por los derechos humanos, por la vida. Por la vida en democracia…
…Por la democracia, la igualdad, la justicia y la equidad. Bandera de Lucha por un “para todas y todos” real…
…Esa misma lucha por unos otros tantos que, muy probablemente, no hayan festejado porque estaban haciendo lo de todos los días…eso de conquistar lo supuestamente adquirido…
…Y es a ellos que elijo aferrarme. A ellos y a esa indignación que genera lo desigual, lo injusto…la indignación como impulso para seguir peleando por la construcción de un mundo justo y equitativo…
Y en eso, vuelvo a elegir una y otra vez, ser y hacer Trabajo Social…
Porque en la fuerza, la lucha, en las transformaciones, en las revoluciones cotidianas de aquellos que no necesariamente son “todos y todas” se encuentra lo esencial para seguir apostando a construir eso que se proclama y dícese llamar derechos humanos.
Porque es en esa mirada que busca y se (te) reconoce, en esos sueños que no se desvanecen aun en las peores pesadillas y tormentas, en ese creer y apostar a un mañana incansable, en ese abrazo que encuentra, en esa palabra que enseña, en esa esperanza que aun brilla…es dónde uno reafirma la convicción de que aún se puede, de que es posible…
…Y los ideales devienen en discursos, los discursos en acciones, las acciones en pasos, y los pasos se encuentran acompañados de otros tantos…otros con quienes andamos en la misma dirección, con quiénes seguimos marcando y haciendo el camino…un camino hacia y en la construcción de un mundo mejor.
“Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando. Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas”. Martín Luther King.