Pactos y hambrunas

Por Carlos Solero
El reciente acuerdo entre Demócratas y Republicanos para salvar a EE UU -la principal potencia bélica mundial- del default, muestra cómo una vez más a la hora de salvar los privilegios de las clases dominantes y mantener la tasa de ganancia de las corporaciones, finalmente quedan de lado las disputas y se arriba a acuerdos de cuyas consecuencias seremos una vez más víctimas cientos de millones en los cinco continentes.
En efecto, los jerarcas del complejo industrial-militar norteamericano buscaron la coartada para que sus mandaderos, es decir el presidente Barack Obama y los legisladores del bipartidismo crónico, Demócratas o Republicanos, cumplan con verdadera tarea no declarada, exportar la crisis hacia la periferia del sistema.

Hace casi una década el sociólogo Emanuel Wallerstein, anunció el declive irreversible de EE UU como única potencia, el liderazgo que este país ostentó en el tablero mundial viene erosionado desde la derrota en Vietnam. En los últimos años la emergencia de otros polos de poder como la Unión Europea, China y Rusia ponen en jaque de continuo la hegemonía norteamericana. Y el dólar como patrón de transacciones internacionales está sostenido sobre misiles, portaaviones y aviones teledirigidos como a los que asolan Afganistán, Libia y otros territorios a los que acecha con su furia predadora el gigante del Norte.

Como contrapartida del “salvataje” a la élite financiera-mercantil de la Unión, contrasta con la catástrofe alimentaria de Somalia dónde medio millón de niños están en riesgo de muerte inminente.

Somalia, Etiopía, Eritrea y Yibuti padecen la peor sequía de las últimas seis décadas.Según los informes del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la situación extrema involucra a casi once millones de seres humanos.

Esto es el resultado de las guerras crónicas inducidas por las principales potencias capitalistas, asociados a elites vernáculas.

Pactos y hambrunas, paradojas de perversión. Una crisis global que puede marcar un fin de ciclo con inusitadas consecuencias y que debe reafirmarnos en la convicción de luchar solidarios desde abajo, con los de abajo.

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