Por Carlos Solero
El pueblo griego protestando persistentemente en las calles contra el brutal ajuste al que lo obligan vía su gobierno y Estado el Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea está dando un ejemplo de coraje y no resignación a los pueblos del mundo.
En efecto, Grecia, cuna de la filosofía occidental, es noticia internacional por las manifestaciones de miles y miles de trabajadores y estudiantes, de pensionistas y desempleados, que no aceptan los planes draconianos que los lanzan al abismo de la miseria y la indigencia.
El estallido de la burbuja financiera en EE UU tiene efecto de rebote en Europa y entonces, los “hermanos pobres”: Grecia, España y Portugal, algo así como el “tercer mundo” del viejo continente, deberán pagar las cuentas del festín para salvar el Euro.
En los tres países los trabajadores expresan su descontento y no renuncian a las marchas y la acción directa contra los bancos.
En Grecia existió en la antigüedad una escuela filosófica que se oponía a la esclavitud y las convenciones sociales opresivas: los cínicos. Su mayor exponente fue el filósofo Diógenes. Su denominación provenía de cánico, es decir perro, por la nobleza y solidaridad mutua de estos animales. En las multitudinarias marchas de la Grecia actual aparecieron los perros callejeros acompañando la protesta proletaria, ladrando a las fuerzas represivas de escudos y garrotes. Los manifestantes les llaman los lukánicos, que significa perro salchicha por ser el pionero en las marchas un exponente de esa raza.
En Grecia, hasta los perros protestan contra las injusticias y por la libertad.
De los cínicos libertarios a los lukánicos. Fukuyama erró en su pronóstico la historia no ha terminado y aún deparará muchas sorpresas a los de arriba.