Por Carlos Solero
Lengua materna, la película dirigida por Laura Paolinelli, nos narra una historia de la vida cotidiana con los múltiples y complejos matices de las relaciones humanas. Una madre se entera -de modo repentino y por boca de su propia hija- de que ésta es lesbiana y desde hace catorce años convive con otra mujer.
Además, que su otra hija se ha practicado por lo menos cuatro abortos.
La súbita reacción de la madre es de quebranto y colapso, luego va comprendiendo que el amor y el derecho a una existencia libre se contraponen a los atávicos prejuicios a los que vivió sometida durante años.
Descubre la nobleza de acciones, el coraje y la transparencia de su hija, que vive sin ataduras ni hipocresías, y va deshilando a su vez la trama de tabúes e imposturas reinantes.
Lengua materna es también una reflexión sobre el poder y sus sórdidos entramados de engaños e imposturas, la doble moral burguesa.
Un elogio de la comprensión, con la complejidad de la vida misma que fluye a pesar de todo.